En la receta ponía que había que echar casi dos litros de leche (1,700 l), y aunque las voces más experimentadas ya nos pusieron sobre aviso, y auguraron que con esa cantidad de leche difícilmente cuajaría, -cosa que aprendimos una vez que ya habíamos "ejecutado" la receta-, pensamos que el frigorífico obraría el milagro. Y la dejamos reposar 48 horas.
Ni por esas. Ahora ya sé que casi dos litros de leche es una burrada para hacer croquetas. Pero claro, la receta era de Martín Berasategui, y una, pues, ¡que tiende a hacer caso a los maestros cocineros vascos!
Eso sí el sabor de la masa: ¡monumental!
Aquí va el testimonio gráfico de las fases por las que pasamos cuando sacamos la masa del frigorífico para empezar a hacer las croquetas: 1. Ilusión. 2. Manos a la obra. 3. Frustración. 4. Negación. 5. Mentar a la madre del que publicó la receta. 6. A alguien le habrá pasado lo mismo, vamos a ver que encontramos en Internet. 7. Leer varios foros donde te animas, porque ves que a la gente le ha pasado lo mismo. 8. Encontrar una solución: poner encima de la masa una capa de patata y queso de gratinar y ¡al horno! Finalmente obtuvimos la receta: "Gratén de bechamel de patatas, pollo y huevo". Riquísimo.
Eso sí. Llevamos dos días comiendo masa de croquetas.
Cuando la ilusión todavía flotaba en el aire
Es duro enfrentarse a la realidad: croqueta-pocha
Idea: ¡"El-Emmental" querido Watson!
Patatitas en rodajas sobre la bechamel
El queso para gratinar sobre las patatas y sobre la bechamel
Tachaaaaán!: "Gratén de bechamel con patatas, pollo y huevo"
2 comentarios:
Mucho nivel veo yo.
Buen post Sofia
Csp
Gracias csp!! :)
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