lunes, marzo 14, 2005

La radio, la música, la vida con banda sonora...

Escucho la radio desde siempre, que yo recuerde. Mi madre tenía una radio en la cocina que compraron en su viaje de novios, y así mientras cocinaba y hacía las cosas de la casa, el sonido, las palabras de la radio se oían por todas las habitaciones… las sintonías de los programas que se repetían a diario… "la rebotiiicaaa..." (era un programa local, de Radio Zaragoza, que se emitía a las ocho, más o menos, de la mañana y con el que nos desperezábamos mi hermana y yo para levantarnos e ir al cole), o la sintonía de "Estudio de guardia" -que lamentablemente no puedo reproducir aquí porque es instrumental, que sino…-, la del "Hoy por hoy"... Con el tiempo el acto reflejo de mi madre de encender la radio para que le hiciera compaña, pasó a nosotras y encendíamos la radio porque sino la casa parece vacía.
En la adolescencia la radio dejó de tener este papel secundario, y pasó a un primer plano. A todas horas escuchando música, esperando a que apareciera esa canción que te obsesionaba y que una vez conseguida en tu cinta de cassette la repetirías sin cesar hasta que te la supieras de memoria o perdiera la emoción de no tenerla todavía.
Hay pocas cosas que igualen el llevar la música palpitando en tus tímpanos mientras caminas por la calle. Quizás, aunque no lo he probado todavía, conducir por la ciudad, sin prisas o por una nacional con tu música favorita sonando a volúmenes prohibitivos... Me gusta más la vida con banda sonora.