lunes, julio 06, 2009

Taxi

El otro día por la tarde cogí un taxi. Le dije al taxista la calle a la que quería ir y comenzó la carrera. Hasta aquí todo correcto.
Sin embargo, cuando había tomado un par de calles, le dije "¿No es más rápido ir por Echegaray y Caballero?". Parece atrevido hacer indicaciones a un taxista, sí, pero el día anterior para ir a un sitio cercano del que iba a ir esa tarde, y desde el mismo punto de origen, me llevaron por esta otra alternativa, así que creyendo que me estaba llevando por el lado más largo y por el que había más retenciones, pensé que querría hacer la tarde con mi carrera, y por eso con un par, le hice ese comentario.
Él me respondió acertadamente: "Hombre, si me lo hubiera dicho antes...". Efectivamente, ahora que ya había tomado Paseo María Agustín, ya no había mucho que hacer. Y empezó a decirme: "Si es que la culpa es mía por no preguntarle antes, claro". Yo le respondí que aquí el profesional era él y que yo no quería decirle cómo tenía que hacer su trabajo, pero que si hice ese comentario era, primero, para que viera que también yo sabía por dónde se iba, y dos, para que me explicara la razón de coger esta otra alternativa. Me vino a decir que no había mucha diferencia y que por el otro sitio además había obras. En realidad hay obras en Zaragoza por casi todos lados, como siempre por estas fechas.
Total que con esta entrada triunfal en el taxi, y tras un breve silencio, me empezó a contar (no recuerdo si antes me hizo algún comentario a modo de introducción) que la mañana siguiente su mujer se presentaba al examen para sacarse el carnet de taxista, en el que una de las pruebas es naturalmente, demostrar que te sabes las calles de memoria. Yo en ese momento me metí en el papel y empecé a sentirme como una reportera de Callejeros y empecé a preguntar (a veces me han dicho que con lo que me gusta hacer preguntas, no entienden que no estudiara Periodismo...).
Me explicó que después de sacarse el carnet (algo bastante difícil, sobre todo para alguien como su mujer que era de otra ciudad y llevaba en Zaragoza sólo cuatro años), uno tenía que comprar o alquilar una licencia para conducir su propio taxi. En este caso parece lógico que si el marido tiene ya un taxi, la mujer no se tenga que comprar otra licencia, pues no. Error. Por ahora, según me contó el taxista, el Ayuntamiento no deja que un taxi lo conduzcan dos personas diferentes, a turnos, por ejemplo, él podía llevarlo por la mañana y su mujer por la noche. Me confesó que en realidad su mujer se sacaba el carnet para que si él se ponía malo, ella pudiera poder coger el taxi y así el negocio no quedara parado.
Y como estamos en crisis, la cuestión era obligada. Le pregunté que si había notado la crisis, y me dijo rotundamente que sí, que ganaba 1.000 euros menos al mes. Si hace algo más de un año se sacaba 4.500 euros antes al mes, 2.500 € para gastos y 2.000 € como sueldo, ahora sacaba 3.500, con lo que le quedaban para ellos, 1.000 € para pasar el mes. La verdad que le quedaba un sueldo algo justo, sí.
Ya casi había llegado a mi lugar de destino. Le deseé mucha suerte a él y a su mujer.
Si me dio un poco más de vuelta, cuando bajé del taxi, ya no me importó.