martes, febrero 14, 2006

La luna

El domingo mientras viajaba en autobús por la N-II, escuchaba música y miraba por la ventanilla. Estaba anocheciendo y en lo alto del cielo despejado estaba la luna. No me canso nunca de mirarla, me hipnotiza -como cuando miro el fuego- sobre todo esas lunas que suelen verse en verano, grandes, pesadas, naranjas, casi rojizas. Verla y sentir alegría es todo uno. Me gustaría fotografiarla, guardar esa imagen que me hace sentir tan pequeña y enorme a la vez... pero no es lo mismo. Lo increíble es descubrirla de improviso en un atardecer que termina. Ella se promete como regalo de la noche que comienza.