miércoles, abril 10, 2013

Para las personas positivas

Esta entrada es una reconciliación con el entorno autobusero de Zaragoza a la que hacía referencia en la anterior entrada. Y es que a veces, el transporte público desgasta un poco. Es lo que hay. Pues bien, hace un par de semanas, uno de estos días grises, que llevaba todo el día lloviendo y lloviendo, al entrar en el autobús y sentarme donde casi siempre suelo sentarme -si está libre, claro- un señor de unos sesenta y algo años, calvo y sonriente, comenzó a hablarme. Me dijo que si me ponía ahí, me caería agua y me mojaría, y le dije no me importaba. Él respondió que si le caía a él, así le crecería el pelo y yo le contesté, que así por las mismas, yo crecería un poco más. De este modo, comenzó una conversación en la que vi que era un hombre alegre, parlanchín y que se reía hasta de su sombra. Y eso es lo que tenemos que hacer todos un poco más. Reírnos. Empezando por mí misma, claro. Reírnos de todo y no tomarnos tan en serio. Pues eso, esto va para ese señor tan calvo y tan majo.

No hay comentarios: