domingo, febrero 26, 2006

En la madrugada... volviendo a casa

En la madrugada, 5:30. Lloviendo. Buscando un taxi para volver. Mitad disfrazada. Cansada. Volver a casa andando no es mala idea. Me convierto de nuevo en mí misma, sin disfraz. Una larga calle, algo estrecha. El ruido de mis tacones acompañados por otro par, a lo lejos. Pensar en que ya no queda nada para llegar; pensar en la gente que vive en esas casas, la que diariamente pasa por allí. La fina lluvia persiste. Los pies, medio arrastras. De nuevo aumento el ritmo. Las imágenes divertidas de la noche se suceden, se agolpan. El olor de pan recién hecho me avisa del nuevo día que para mí sigue siendo el de ayer. El olor es tan confortable...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios, 5:30. La hora en la que Ceniciente ya no es que se convierta en calabaza sino que termina de ser todo lo que pensaba que era. Ese momento de andar por la calle, de llegar a casa pensando que todavía es ayer, y el terrible momento de mirarte en el espejo y comprender que la noche también deja sus marcas en ti.